¿Qué pides para beber? Obesidad en Sudamérica

La obesidad en América Latina es un problema creciente. Si bien los últimos datos oficiales de la OMS datan de 2016, con un 23% de la población obesa (muy por encima del 13% mundial), la FAO estima que en 2023 la cifra ha aumentado al 28%. Son números impactantes.

¿Por qué hablamos de la obesidad? Porque está muy presente. O al menos a nosotros nos sorprende la cantidad de personas con sobrepeso que vemos. Aunque también tenemos claro cuál es el culpable principal.

 Pero, antes que nada, una pregunta: cuando vas al restaurante, ¿qué pides?

Nosotros decidimos según el día y la hora. Nos gusta tomarnos una cerveza o un vino por la noche. Durante el día (y como tampoco podemos beber todos los días) pues lo que haya. Normalmente, agua; si hay, con gas.

Pero es que aquí no siempre hay agua.

Saftverkäufer auf der Plaza de la Independencia in Sucre.
Vendedor de zumos en Sucre.

Las bebidas azucaradas: un factor determinante

Vamos a mirar el caso de Bolivia. En los restaurantes bien apartados, si quieres estar seguro de que lo que te dan es bebible, no pides agua. Te dan por elegir entre Coca Cola, Sprite y alguna que otra marca local. Obviamente, todo en la versión original, es decir, con la cantidad de azúcar máxima posible. Ya en lugares un poco más transitados también tienen zumos con base de agua. Lo que más se pide es limonada. Si tienes mucha suerte incluso te dejan elegir la cantidad de azúcar por añadir. Y si no, pues uno se queda con la duda de si no es más bien azúcar líquida lo que acaban de servir.

Desde un punto de vista europeo y concienciados acerca del daño que hace el azúcar, uno se sorprende de la cantidad de bebidas azucaradas que se venden en estos países. Y eso sin tener números actuales para Bolivia. Además, la tendencia en Sudamérica es que se incrementa el consumo de estas bebidas, mientras que en Europa va en detrimento.

Auswahl an Softgetränken im Laden.
Refrescos en una tienda.

No todo lo que beben son refrescos, también son muy populares los zumos. Aunque no hay que olvidar que la Organización Mundial de la Salud los clasifica dentro de las bebidas azucaradas y, por tanto, son parte del problema. La gente piensa que está tomando una bebida saludable en base de fruta, pero la cantidad de azúcar tanto natural como añadida es tal que dejan de serlo.

En Bolivia, por ejemplo, el consumo de bebidas azucaradas en 2015 era de 94 litros por persona al año, más del doble que en España (36,9 litros en 2022). Esta tendencia se refleja en las tasas de obesidad: Argentina y Chile lideran la región, mientras que Perú tiene la más baja (20% en 2016). España, según el Ministerio de Interior, ronda el 16 %.

La responsabilidad de las empresas y los gobiernos

Existen planes de acción para la prevención de la obesidad de parte de la Organización de la Salud Panamericana. Sin embargo, solo se implementaron seis de las trece líneas de acción de ese plan que duraba del 2014-2019. Pero faltan las ganas (y probablemente también el respaldo y los intereses económicos) para que la situación cambie en un futuro próximo. Obviamente, hay muchos otros factores que influyen en la creciente obesidad. Este solo es uno.

Apenas hemos visto a personas con un vaso o botellín de agua en los bares y restaurantes. Claramente, los departamentos de marketing de Coca Cola y compañía han hecho un gran trabajo. Es más, cuando pedimos agua nos miran extrañados. E incluso ha habido ocasiones en los que tenían que ir a comprar agua a la tienda más cercana porque no tenían. Al menos en Bolivia. En Brasil se suele encontrar agua, incluso con gas. Eso sí, los zumos naturales (con poco azúcar) están buenísimos. Más que nada por la rica variedad de frutas que hay en la región.

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