El secreto de las cataratas

Para mí, la fascinación que desatan las cataratas sigue siendo un misterio. Pensándolo bien, en realidad, solo es agua cayendo. Quizá sea porque sentimos la inmensa fuerza que tiene la naturaleza; quizá es porque nos sintamos más expuestos a esa fuerza. O tal vez simplemente es porque el agua nos fascina como tal. O tal vez sea el rugido que silencia todo alrededor y se hace un hueco en nuestros pensamientos, porque definitivamente, estas masas de agua y la altura no son una corriente suavita.

Hace más de un año visitamos las impresionantes cataratas de Iguazú, en Brasil y Argentina. Fue impresionante y me alegro de haber podido verlas por ambos lados. Se puede visitar el parque nacional tanto desde el lado argentino como del brasileño; cada lado tiene lo suyo.

Cora muy pequeña al pie de la catarata Gocta. ©M. Schumacher

Dos de las cataratas más altas del mundo

Guiándonos por esta fascinación, también visitamos dos cataratas en Perú. Según Wikipedia, se encuentran entre las más altas del mundo, dependiendo de cómo se midan, ya que tiene varias caídas. Y aunque están tan cerca la una de la otra, no podrían ser más diferentes.

Ambas son espectaculares, y acertamos con el orden, porque la segunda fue aún más impresionante. Pero da igual dónde estés, hay algo especial en poder apreciar algo tan poderoso para ti solo. En Europa hay pocos saltos tan altos (las cascadas de Mattenbach, en Suiza, pero con muchas caídas), pero aquí, en Sudamérica, los Andes están hechos para que el agua caiga a lo largo de sus bordes.

A ambas cataratas solo se puede acceder a pie. En la cascada de Gocta nos tocó convencerles de que nos dejaran entrar. Se tarda cuatro horas en ir y volver, y ya eran pasadas las dos de la tarde. A las seis oscurece. Pero todo salió bien. Como llegamos tan tarde, solo nos encontramos con los turistas que iban volviendo. Muchos iban a caballo (para los que no quieren o pueden caminar). El precio es interesante: 15 dólares por caballo, salvo necesitar recargo por peso, entonces son 20 dólares (negociables 😅).

Catarata Yumbilla. ©M. Schumacher

Cuando llegamos, estuvimos solos ante un salto de 771 metros de altura en dos caídas. Pudimos contemplar el rugido en paz y dejar que el rocío nos bañara. El camino de vuelta lo hicimos de noche, pero como había luna llena, resultó ser una maravillosa caminata nocturna.

Criaturas míticas protectoras

La cascada no se “descubrió” hasta 2002 y no se evaluó hasta 2006. Cuenta la leyenda que una sirena vigila la cascada y protege a los peces, por lo que los lugareños, que apreciaban su vida, no se atrevían a acercarse. Esto probablemente explica por qué no se había descubierto antes. Además, tampoco ayudaba que fuese muy difícil acceder a la zona. Hoy en día es fácil visitarla, incluso sin guía, ya que el sendero está bien mantenido y en buenas condiciones.

¿Es la quinta catarata más alta del mundo?

La cascada de Yumbilla se estudió en 2007 y se considera una de las más altas del mundo. Es difícil hacer un listado de cascadas, ya que todo depende de si se tiene en cuenta la altura, los saltos individuales o la cantidad de agua. Pero, dejando de lado los pormenores académicos, la cascada es impresionante: mide 896 metros en total, repartidos en tres caídas grandes y dos más pequeñas.

La catarata Yumbilla es más remota; no hay caballos ni guías, el camino es más aventurero, pero está bien y es mucho más hermoso porque cruza el bosque nublado. Tras una hora y media, llegamos a dos de las caídas. Una vez más, solo estamos nosotros dos, mirando alternativamente hacia arriba y hacia abajo. Ya en el camino de vuelta nos encontramos con dos pequeños grupos de turistas.

Caída Gocta. ©M. Schumacher
Salto superior del Yumbilla. ©M. Schumacher

Ambas cascadas fueron toda una experiencia, en parte porque durante mucho tiempo estuvieron desconocidas. Las leyendas las han protegido porque los lugareños no querían que se visitara esa zona. Por eso, los senderos siguen siendo aventureros y no se puede acceder a ellos en coche. Iguazú es completamente diferente: miles de turistas y una enorme logística.

También fue especial que el camino a Yumbilla discurriera por una pared rocosa que antiguamente se utilizaba como lugar de enterramiento. A lo largo del camino se encuentran fragmentos de cerámica y tumbas de la cultura preinca. Pero aquí lo dejamos, la próxima semana os hablaremos de los chachapoyas.

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