Cuando la conservación se convierte en negocio
Costa Rica cuenta con selva virgen, playas extensas, dos mares cálidos y cientos de cascadas refrescantes. En el extranjero, este país centroamericano goza de muy buena reputación por ser pionero en sostenibilidad y en la protección de la fauna y la flora. En 2024, el 25,5 % del territorio nacional y el 31 % de las aguas pertenecientes a Costa Rica estaban bajo algún tipo de protección.
Suena a anuncio de una revista de viajes.
Y, en parte, es verdad. En Costa Rica apenas hay basura, conducimos a través de maravillosos bosques y vemos animales constantemente. Pero no todo es perfecto.
El modelo a seguir: Bosque y animales

Según los últimos cálculos, Costa Rica ha aumentado su cubierta forestal en casi 20 puntos, hasta alcanzar cerca del 60 % en 2022, tras la deforestación de los años setenta (Banco Mundial, Radio UCR). Han creado áreas protegidas por doquier, tanto estatales como de particulares.
Esto también amplia el hábitat para la vida silvestre. Además, los animales no son asustadizos, sino curiosos; se acercan, pero no atacan. En Costa Rica han logrado que a los monos y mapaches no se les dé comida en cada esquina. Por eso, te permiten quedarte cerca, pero no te agreden. Así pudimos observar a los monos capuchinos comer de cerca durante un rato. El control llega a tal extremo que en muchos parques nacionales está prohibido llevar comida y se controla estrictamente en la entrada.
Historias de éxito en la conservación de especies
La gente también le tiene menos miedo a los animales. Esto se aprecia especialmente con las serpientes. En Costa Rica se estima que hay 147 especies de serpientes, de las cuales 25 son venenosas. El conocimiento sobre estos animales está más difundido, quizá porque hay muchos guías naturalistas que viven de mostrar reptiles a los turistas. En cualquier caso, aquí más personas, incluso gente normal que no tiene nada que ver con las serpientes, nos dicen que no las matan. Algunos las ahuyentan y otros simplemente las dejan en paz, sabiendo que se irán.
Sin embargo, aun así se siguen matando muchas serpientes, especialmente las venenosas. Lo interesante es que la gente sepa distinguirlas. Existen muchos proyectos de conservación de especies y se ha logrado aumentar las poblaciones de animales como el guacamayo verde o escarlata.
La sombra: tiburones como «animales comerciales».


No todo lo que reluce es oro. Aquí también luchan la conservación de la naturaleza y la economía por la supremacía. Algunos ejemplos:
Aunque los tiburones están protegidos, a menudo se pescan como captura incidental y luego se venden. Entre 2015 y 2020 se descargaron en Punta Arenas catorce toneladas de aletas de tiburón, la mayoría de las cuales se exportaron a China. En 2017, esta especie pasó a considerarse animal comercial y quedó sujeta a la ley de pesca. El Tribunal Supremo lo consideró ilegal, pero la situación no ha cambiado realmente (Mongabay).
También existe el riesgo de que los animales capturados se declaren como reexportados, es decir, que supuestamente los tiburones provengan de Nicaragua y solo pasen por Costa Rica para ser exportados a terceros países. Sin embargo, los activistas proanimales creen que la mayor parte proviene de la pesca costarricense.
En septiembre de 2025, los pescadores salieron a la calle en San José para manifestarse contra la prohibición temporal de exportación. Un mes después, el Tribunal Contencioso la anuló. La conservación de la naturaleza, especialmente la marina, es una contradicción permanente en Costa Rica; no es tan positiva como se percibe en el extranjero.
¿Delicatessen o bien protegido? La paradoja de los huevos de tortuga.
Lo primero con lo que se encuentran los viajeros que llegan a Costa Rica son imágenes de tortugas recién nacidas camino al mar. En casi todas las zonas del país hay temporada de tortugas en algún momento del año. Hay cientos de proyectos de protección, ya que las tortugas marinas están en peligro de extinción.
Sin embargo, al mismo tiempo se venden huevos de tortuga abiertamente en el mercado, aunque no necesariamente donde van los turistas. La justificación es sencilla: en algunas zonas llegan tantas tortugas que las siguientes destruyen los nidos. Como estos huevos se perderían de todos modos, es mejor recogerlos y venderlos.
Justo esa comercialización hace que los huevos se consideren una exquisitez y que también se saqueen en muchos otros lugares. Para contrarrestar esta situación, hay innumerables proyectos de conservación en los que todos trabajan como voluntarios. Aquí surge el siguiente problema.

El modelo de negocio del «volunturismo»
El voluntariado se ha convertido en un sector empresarial que genera mucho dinero. Los voluntarios provienen de todo el mundo y pagan grandes sumas de dinero para realizar patrullas nocturnas en la playa o liberar tortugas. Sin embargo, apenas se emplea o contrata personal local, incluso con los bajos salarios que se pagan aquí, a pesar del alto coste de vida.
Los voluntarios son una excelente fuente de ingresos: trabajan y, además, pagan por hacerlo.
Naturaleza, un lujo: ¿quién puede permitírsela?
La naturaleza es, en general, un factor económico en crecimiento en Costa Rica. Desafortunadamente, la situación ha llegado al punto en que todo tiene un coste. En Europa, los parques nacionales son accesibles para el público y, en la mayoría de los casos, la entrada es gratuita. Aquí es lo contrario. Se cobra entrada en todos sitios, a veces 5 dólares, a veces 25.
Puede parecer poco, lo cual está bien para un turista promedio, pero ¿qué pasa con los lugareños? Ellos también tienen que pagar por todo.
Me gusta mucho más la filosofía europea de que la naturaleza debería ser accesible para todos. Para nosotros, cada pequeña caminata tiene un coste. Hay lugares donde no hay ninguna opción gratuita cerca.
En Costa Rica, por ejemplo, se ha promulgado una ley que garantiza el acceso a las playas y los ríos. Las playas y los ríos son de todos. Por lo tanto, las cascadas podrían visitarse de forma gratuita caminando por el agua, aunque es difícil. En la playa hay parques en los que solo se puede pedir una donación en lugar de cobrar una entrada, de lo contrario, la playa no sería accesible.
Aquí, la naturaleza es un modelo de negocio. Esto también sucede en otros países, pero aquí lo percibo de forma más extrema. Os dejo un estudio interesante sobre las entradas a los parques. Costa Rica está en el punto medio. De Europa solo se incluyeron Croacia y algunos países de los Balcanes. Estos son también los únicos en los que encontré costes de entrada a parques nacionales en una búsqueda rápida.
Me encuentro en un conflicto entre lo que aporta y lo que cuesta. Porque aquí la naturaleza ya no es necesariamente un derecho, al menos no para la gente con poco dinero.
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