¡Adiós, Sudamérica!

685 días en cifras – un repaso

El barco llegó al puerto de Montevideo en Uruguay el 1 de octubre de 2023. Otro barco zarpó de Cartagena (Colombia) el 3 de agosto de 2025. Ambos barcos llevaban un coche a bordo: el Land Cruiser, por supuesto. Para llegar de un puerto a otro, hemos recorrido muchos kilómetros por tierra, atravesando el continente sudamericano.

Hemos conducido mucho. Y aun así no lo hemos visto todo, solo una pequeña parte. Pero en algún momento toca decidir si dar otra vuelta o si toca seguir hacia el norte. Para nosotros, es hora de conocer el norte.

Hace seiscientos ochenta y cinco días empezamos nuestro viaje en Sudamérica. Lo interrumpimos unos meses en Suiza y Michi trabajó como guía en la Amazonía boliviana. El viaje nos ha brindado muchísimas historias, algunas las contamos aquí y en las redes sociales. Sin embargo, hay muchas cosas más que no publicamos, al menos no en Internet.

Entre ellas, solemos pasar muchas horas en la carretera, durante miles de kilómetros para ser exactos: 34 164 kilómetros. Lo que requiere mucho tiempo y diésel. He aquí queremos echarle un vistazo a lo que ha sido el viaje hasta ahora en cifras.

¿Qué tan lejos?

Hemos recorrido un total de 34 641 kilómetros en 204 días, de Montevideo (Uruguay) a Cartagena (Colombia). Esto equivale a una media de 170 kilómetros por día en ruta. La distancia más larga en un mismo día fueron 560 kilómetros en Venezuela. En otra ocasión, Michi, solo, recorrió 550 kilómetros de Brasil a Perú. En ambos casos íbamos justos de tiempo. En Venezuela teníamos prisa porque nos esperaba el barco en Colombia y en Perú Michi tenía que coger el avión a Suiza.

Aviso: A los mapas y estadísticas les sigue un espacio vacío que no he conseguido eliminar, no se acaba allí el texto, sigue más abajo.

Se dice rápido, pero aquí los pocos cientos de kilómetros diarios son muchas horas en la carretera. En los ejemplos anteriores habremos manejado más de 14 horas.

Donde más kilómetros hemos recorrido ha sido en Bolivia y, aunque conocemos el país bastante bien, quedan lugares que no pudimos visitar. Recorrimos un total de 8 417 kilómetros en el país. Brasil ocupa el segundo lugar con 6 997 kilómetros. El país es sencillamente enorme; el tiempo solo nos alcanzó para el sur y el oeste brasileño. En tercer lugar, está Venezuela. El país donde más días pasamos en ruta. Simplemente había demasiado que ver y demasiado poco tiempo – una pena – pero se aprecia en la media de kilómetros por día en ruta: 260.

Los lectores atentos habréis notado que apenas estuvimos en Argentina y Chile. Es cierto, al menos en este viaje. Como ambos ya conocíamos la Patagonia, nos saltamos esa parte. Y como habría sido complicado añadir los kilómetros ya que aun no viajábamos juntos, no los hemos incorporado. Pero, calculamos, que sumarían unos 20 000 km más.

¿Cuántos litros?

Muchos kilómetros equivalen a un elevado consumo de diésel. Sin embargo, gracias al gran tanque de combustible, solo repostamos 65 veces, de media unos 80 litros. En total gastamos 5 214 litros en todo el recorrido, lo que corresponde a un consumo de 14,3 litros/100 km.

Y pagamos 3 881 euros, una media de 82 céntimos por litro. El diésel más barato lo encantramos en Venezuela, a algo menos de 43 céntimos. El más caro fue el de Brasil, a 1,23 euros.

Por cierto, recomendamos tener un depósito grande – quizá no de 270 litros – pero grande. El tenerlo nos ha dado la tranquilidad de recorrer zonas con escasez de combustible y de aprovechar las gasolineras más baratas.

En Bolivia, nos propusimos no pagar nunca el precio extranjero (aprox. 1,17€), sino siempre el precio local (aprox. 0,48€). Y lo conseguimos. La diferencia de precio es tan grande por las subvenciones estatales. Pero un problema mayor es que a menudo ni siquiera hay combustible disponible. Por mucho que quisieses pagar el precio extranjero, si no hay, no hay. En nuestro caso, íbamos repostando según encontrábamos gasolineras con diésel. Nos acercábamos primero a preguntar si podíamos repostar y, de camino, negociábamos el precio.

Otro país con gran escasez de combustible es Venezuela, sobre todo de diésel. El país tiene enormes reservas de petróleo, pero le faltan las refinerías y los químicos. Además, ningún coche usa diésel, solo los camiones, por lo que solo está disponible en gasolineras específicas. En la mayoría de los casos, repostamos sin problemas, excepto una vez que nos tocó buscar. Al principio solo nos querían dar unos 40 litros, pero cuando dijimos que pagábamos en efectivo en dólar nos dejaron repostar los 160 litros que queríamos.

El combustible en Brasil, en general, era caro, y más cuanto más remota, la zona. En Perú, los precios cambian mucho. Cerca de la Amazonía, donde extraen el petróleo, es bastante barato. En el norte de Perú, por ejemplo, no tuvimos que repostar ni una sola vez, ya que lo hicimos en Pucallpa por algo menos de 0,75€ por litro. Nos alcanzó hasta Ecuador, donde ya sabíamos que tienen un precio fijo para todas las gasolineras de 0.50 US$/litro diésel.

Las fluctuaciones de precios que aparecen en las estadísticas se deben al tipo de cambio. Lo notamos especialmente en Argentina después de la elección de Milei, cuando la gasolina se encareció un 100% en 3 meses. El dólar, por su parte, ha ido perdiendo valor en este tiempo. Eso fue (y sigue siendo) una gran ventaja para nosotros.

¿Qué más?

Los datos los hemos ido recopilando a lo largo del viaje: cada vez que repostamos, convertimos el precio a francos suizos y los galones en litros; cada noche apuntamos los kilómetros que hemos hecho ese día y de dónde a dónde hemos ido. El resultado son las cifras que veis aquí.

Mirando el resumen, vemos la gran distancia que hemos recorrido y, por supuesto, eso incluye innumerables anécdotas. No siempre hemos repostado en una gasolinera. A veces tocaba un barril o una botella, como en Perú; otras nos tacaba regatear para que nos diesen simplemente unos litros. A menudo teníamos que insistir en que queríamos diésel y no gasolina, en Sudamérica lo normal es que los Land Cruiser funcionen con gasolina.

Normalmente recorremos distancias largas porque no merece la pena deshacer todo para unos pocos kilómetros, en ese caso mejor coger un taxi o descansar. Pero aunque 100 kilómetros parezcan pocos, pueden ser todo un día en la ruta porque la carretera está en malas condiciones o muy empinada. A nosotros mismos no nos ha tocado que nos ayudasen a menudo, sí que nos ha tocado pararnos para que el radiador pudiese enfriarse cuando conducíamos en altura o parchear algún que otro neumático – por suerte, siempre hemos podido ir a un taller y no hacerlo en medio de la nada.

En Argentina, le ayudamos a un policía a sacar el coche del río, en Colombia sacamos un coche de la guerrila con una caja de munición del barro y en Bolivia a un turista. En Venezuela, nos tocó prestarle el jumpstarter a la policía para que pudiesen arrancar su Land Cruiser.

En casi todos los países hemos pisado el hospital o una clínica, a veces por nosotros, aunque más a menudo como acompañantes para traducir. Y siempre es una aventura, porque cada uno funciona diferente y la comunicación médico-paciente no parece estar integrada en el plan de estudios de medicina.

Una pregunta que nos llega mucho es sobre los controles policiales y la corrupción. Hasta ahora hemos salido bien parados. En Bolivia nos tocó pagarle a un policía corrupto. Al final le pagamos porque habríamos tardado una eternidad, y de hecho giramos donde no debíamos, aunque simplemente seguimos el ejemplo de otros diez coches que hicieron exactamente lo mismo. Tuvimos cuatro controles en Colombia, dos en Perú y 209 en Venezuela. Venezuela es conocida por sus controles entre los viajeros, pero todos eran amables, y a veces nos daban un café, agua o recomendaciones sobre el país.

Hemos visitado diez de los trece países del continente. Se nos quedaron los tres más pequeños: Guyana, Surinam y la Guayana Francesa. Es una pena, pero viajar también te enseña a prescindir de las cosas. Aunque quién sabe qué lugares visitaremos en el futuro. Por ahora, sin embargo, nos llevamos muchos recuerdos maravillosos en nuestro camino hacia el norte.


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