Las variedades de plátano más allá del canario
¿Sabías que existen más de mil variedades de plátano en el mundo? En Europa solemos conocer solo una: el plátano amarillo dulce – el plátano canario, vamos, o Cavendish.
El plátano dio la vuelta al mundo antes de llegar a América. La planta es originaria de la región indomalaya desde donde pasó a África y el Mediterráneo, y a través de las islas Canarias cruzó el Atlántico alrededor del año 1516. Curiosamente, en Europa nos quedamos con la variedad más dulce y domesticada, sin darle oportunidad a las múltiples formas que tiene la platanera.
Pa’ gustos, plátanos

Mientras recorremos el continente, vamos aprendiendo que en cada país le dicen de distinta manera. Hemos probado plátanos verdes, maduros, guineos, oritos, plátanos machos y hasta plátanos rojos.
Tampoco falta diversidad en las preparaciones: maduros fritos o asados, patacones, tostones, bolones, tortillas de verde, chifles, verde hervido y ¡cuántas más ideas se te ocurran!
A mí me encantan los patacones o tostones – en Venezuela los patacones son hamburguesas con tostones y los patacones colombianos son tostones. Más vale complicarlo todo más. En cambio, los plátanos verdes hervidos o en sopa, confieso, no me conquistan: sosísimos.
En muchos países el plátano dulce apenas se usa fuera de los postres. El que reina en las cocinas es el verde o macho, tan versátil como la patata.
Poniendo un poco de orden
Según la RAE, plátano designa tanto la planta herbácea familia de las musáceas como su fruto, y considera banano y banana sinónimos. Pero en la práctica, los nombres cambian por región:
Banano o banano: el fruto maduro, dulce y comestible. En el Cono Sur se dice banana; en Centroamérica y Colombia, banano; en Venezuela, cambur; en Ecuador, orito para los pequeñitos. O también le dicen guineo al plátano dulce.
Plátano verde, macho o grande: el fruto almidonado, que se cocina o fríe antes de servir. Si el verde madura—¡ojo la gracia! —le dicen maduros.


Un toque de color
Más allá del clásico amarillo, existen variedades curiosas como el plátano rojo o de seda (también conocido como isla morada), de sabor dulce con notas de frambuesa y un alto contenido de betacarotenos que le dan el color tan característico a la cáscara. Lo probamos en Bolivia, y junto al orito, uno de mis favoritos.
También existe el plátano manzana, con un sabor que recuerda a la fruta verde; ese aún lo tengo pendiente.
El mercado bananero, un gigante mundial
El plátano de Canarias es el gran protagonista en los supermercados europeos, junto a las Azores y los territorios caribeños franceses. Pero la producción interior solo cubre el 11% de la demanda. El resto se abastece del extranjero, el 74% de las importaciones proviene de América Latina, casi 4,3 millones de toneladas en 2021.

Ecuador, Colombia y Costa Rica son los principales exportadores hacia Europa; realidad más que presente a lo largo de nuestro viaje. El árbol del plátano nos lo encontramos en todas las esquinas y en cada jardín, todas las casas tienen algún racimo de plátano verde colgando bajo el porche, listo para usarse. Y millones de moscas de las frutas en cuanto algún que otro plátano maduró demasiado.
La exportación se centra en bananos, aún verdes, y menos en plátanos verdes o machos. Este último sigue siendo un nicho de las cocinas de inmigrantes en Europa.
Las empresas bananeras tras el sabor
Entre Panamá y Costa Rica, hay grandes plantaciones de bananos de exportación. Es un paisaje monótono y aburrido, interrumpido por los pasos mecanizados para transportar los racimos, pero poco más. En Panamá, además, cruzamos por plantaciones pudriéndose debido a un despido masivo del gigante bananero estadounidense Chiquita.
Como es habitual en el sector agricultor, también los bananeros trabajan en condiciones mínimas, aunque en este caso los trabajadores hicieron huelga debido a cambios en las leyes nacionales de jubilación. Por no acudir al trabajo, Chiquita despidió a su completa flota de cinco mil trabajadores; obviamente las plantaciones se abandonaron. Aun así, Chiquita no quiere perder dinero y ha anunciado que volverá a Panamá en febrero de 2026 tras un acuerdo con el gobierno panameño. De mientras los bananos se pudren y los bananeros hacen cola bajo la lluvia ante la oficina de empleo.
La plaga que se repite
El banano Cavendish, hoy omnipresente, sustitutyó al antiguo Gros Michel, arrasado por el Mal de Panamá, una plaga fúngica.
Ahora, una nueva depa del hongo amenaza las plantaciones, mientras en países como Ecuador el Moko, una bacteria, afecta tanto al plátano como al banano.

El plátano es una planta delicada, con muchos enemigos, por lo que las plantaciones se fumigan fuertemente. Muchas veces son fumigaciones aéreas con avionetas o, últimamente, con drones que permiten esparcir los agroquímicos con mayor precisión.
A nosotros nos impresiona la variedad del plátano y su uso en la cocina. A mí ya nadie me quita mis patacones o algún que otro maduro, tendré que ver dónde encontrar verdes en Europa y, a lo mejor algún día, incluso poder comprar alguno que no sea simplemente amarillo.
¿Tú cuál has probado?

